Dar marcha atrás para “re decidir”.
El domingo estaba escuchando en la radio una tertulia donde se discutía sobre “Dar marcha atrás”, unos eran partidarios de seguir adelante sin arrepentirse de lo hecho y mirar siempre hacia delante, “un paso atrás, ni para tomar impulso”.
Otros en cambio eran partidarios del “enmendalla y no sostenella”, mirar hacia atrás, reflexionar y enmendar los errores.
Todo ello me hizo parar y reflexionar sobre la forma en cómo las decisiones tomadas en el pasado, determinan nuestro futuro.
La mayoría de las decisiones tempranas tenidas en cuenta cuando era una niña o una adolescente determinaron mi forma de ser. Todas aquellas decisiones del pasado fueron tomadas desde un aprendizaje temprano, dirigido por aquellos mandatos que imperaban en mi familia y en mí entorno cercano, las cosas de papá y mamá, de los abuelos, de mis profesores del colegio, de aquellos vecinos a quien admiraba… Fueron decisiones inconscientes que determinaron mi particular forma de mirar el mundo.
Una querida amiga con quien charlaba la otra noche me contaba como hasta hace poco había tenido en su cabeza una frase de su madre, “Inés hija: recuerda que para presumir hay que sufrir” y hasta la fecha había andado subida a unos tacones imposibles con riesgo de su columna y sus frágiles tobillos…
Inés tiene la convicción de que acudir a un psicólogo no es algo imprescindible, que es muy caro y por supuesto nada prioritario, aun así es alguien que defiende a ultranza los beneficios de las terapias psicológicas y pone significativos ejemplos de personas que su malestar les ha llevado a no resistir la cotidianidad y al verse desbordados han acudido a un especialista obteniendo buenos resultados.
Volviendo al “dar marcha atrás” observo que es imposible, ahora es ahora y el pasado es pasado, no podemos mirar atrás con arrepentimiento y decirnos… Si yo hubiera hecho esto, o hubiera hecho lo otro… Porque sin duda no tiene remedio y solo nos lleva a sentirnos culpables e insatisfechos con nuestro presente.
Mi experiencia personal me dice que haber realizado un viaje terapéutico al pasado, en un entorno seguro y profesional me ha dado la oportunidad de llegar al lugar donde me encuentro. He podido “revisar mi pasado” acompañada y desde una mirada adulta he re decidido aspectos fundamentales para mi vida diaria.
Ahora miro hacia adelante y siento que “para presumir no hay que sufrir” o que “quien bien me quiere no me va a hacer llorar” y también “la letra entra con amor y no con sangre”… He limpiado mi pasado de mandatos limitantes que entorpecían mi camino y que ¡No eran míos!
También he descubierto que muchos aprendizajes han sido positivos y los he aceptado también como propios y ESTOY ORGULLOSA DE SER COMO SOY Y ESTAR DONDE ESTOY. Es un lugar grato, con miedos y dudas, con insatisfacciones y decepciones, con ilusión y esperanza y sobre todo un lugar donde yo decido por mí y soy capaz de tomar mis propias decisiones.
Os animo a todos a iniciar el viaje, no lo haréis solos y de una vez por todas podréis re decidir cómo queréis que sea vuestro mundo a partir de ahora, sin duda mucho más feliz.
Autora: Elena Aparicio
Psicóloga Colegiada: G-4887