Hablemos de Mindfulness.

Publicado por Kamyno en

Vivimos en un ambiente en el que lo habitual es hacer muchas cosas a la vez, comemos viendo la tele, leemos escuchando música, tenemos mil cosas en la cabeza y  a esto le añadimos la “invasión” del móvil con sus múltiples aplicaciones, no solo llamadas sino redes sociales, videojuegos, películas, noticias… Y a menudo nos sentimos como con “superpoderes” por la capacidad de atender tantas cosas a la vez.
Nuestro cerebro se ha ido adaptando a lo largo de los tiempos a los continuos cambios de nuestro entorno y en la actualidad responde ágilmente a esta vorágine de actividad buscando estrategias para “sobrevivir”. Esta capacidad de adaptación tiene un coste cada vez mayor: El estrés y el  sufrimiento que se ha instalado en nuestras vidas.
La civilización oriental desde tiempos remotos buscó la solución a los retos de la mente, dando solución al malestar y al sufrimiento, mirando hacia el interior de la persona utilizando la meditación, algo que en occidente no se tuvo mucho en cuenta, aunque nuestros místicos (San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús) nos hablaran de ello.
Nuestro paradigma se focalizo en el exterior, elevando nuestros niveles de insatisfacción hasta el punto en el que nos encontramos hoy en día.
Actualmente el fenómeno Mindfulness surge como la necesidad de obtener soluciones novedosas al malestar de nuestras “mentes inquietas” y del intercambio oriente-occidente habido gracias a la globalización de nuestro mundo nos llega esta nueva filosofía milenaria adaptada a nuestro entorno y utilizada cada vez más por nuestros empresarios, entrenadores deportivos, que está convirtiéndose en un fenómeno de masas conocido como Mindfulness.
Os invito a que busquéis información sobre ello leyendo a profesores científicos tales como Javier Garcia Campayo, Marcelo Demarzo y otros estudiosos o divulgadores del fenómeno.
En tanto, os sugiero una práctica sencilla que puede ayudaros a reducir vuestros niveles de estrés y contribuir a que paséis un verano más relajados y felices.

Y ahora os dejamos unos pequeños y fáciles ejercicios  de “Mindfulness en movimiento” o ” Meditar caminando”

Busca un lugar y un momento en el que puedas dar un paseo a solas, bastan 15 o 20 minutos, puedes aprovechar ahora que estas de vacaciones para caminar por la playa o el campo o bien por algún parque o calle tranquila de tu ciudad sino has salido fuera de ella. Quizás la mejor hora sea la mañana cuando el sol todavía no ha cogido fuerza o a ultima de la tarde, cuando afloja.
Apaga el móvil. Comienza a caminar despacio, respirando con normalidad y empieza a fijarte en ti, en tus piernas, en tus pies, en el tronco, en el balanceo de tus brazos mientras avanzas…no atiendas a los pensamientos o sensaciones que te lleguen…solo obsérvalos. Fíjate en tus pies, como apoyan en el suelo, ¿Es arena, hierba, asfalto, es llano, hay alguna cuesta…? Toma conciencia de como tus pies avanzan  por el terreno y continua caminando.
Si llega algún pensamiento, no te preocupes, simplemente no le hagas caso, estos minutos de paseo son solo para ti y seguro que no es nada urgente…deja que se marche…no te enganches a el… Vuelve a llevar tu atención al paseo y fíjate en los sonidos que hay a tu alrededor…escúchalos ¿Son olas, agua de un riachuelo, tal vez algún pájaro, o a lo mejor algún coche a lo lejos? No tienes que hacer nada…simplemente escuchar. Si aparece alguna sensación en tu cuerpo solo tienes que observarla…no te enganches ni la juzgues…simplemente siéntela. Haz lo mismo con tus pensamientos…
Durante el paseo solo tienes que llevar tu atención a tu cuerpo y a tus sensaciones, lo que ves, lo que oyes, lo que hueles…Y si aparece alguna distracción, pensamiento o sentimiento, obsérvalo de forma amable y después vuelve la atención hacia la observación del movimiento y tus sensaciones en el cuerpo al caminar.
Decide cuando deseas finalizar el paseo, echa un vistazo  general a tu cuerpo y poco a poco…vuelve a tu actividad normal.
Deseo que disfrutes de tu paseíto veraniego y repitas la actividad algún otro día.
Aprender a atenderse y relajarse precisa de constancia. Cuanto más dirijas la atención hacia ti más fácil te resultara desconectar del exterior, 15 minutos dedicados solo a ti, cada día, producirán un efecto sanador que contribuirá a que vuelvas de tus vacaciones  con las “pilas cargadas”.

Feliz verano!
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Elena Aparicio Hermosilla
Psicóloga Colegiada G-4887

Categorías: Blog

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